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Se siente como que somos el inicio de algo grande, y es por eso que compartimos  nuestra primera edición, el fruto y testimonio de lo que es y se siente ser un agustiniano del día a día; deseando que sea la primera de muchas, buscamos forjar una tradición que se quede grabada con cincel y sirva de voz para nuestra familia, pues somos los agustinianos de hoy.

S

omos agustinianos, hoy. Una comunidad unida y entusiasta que en poco tiempo se ha convertido en una familia de lazos fuertes y cimientos firmes, por lo tanto actualmente, y guiados por nuestro maestro San Agustín, nos damos a la tarea, mejor definida como felicidad, de esparcir su filosofía y enseñanzas, pues sabemos que son estos pasos de bebé los primeros en una larga trayectoria de subidas y bajadas, alegrías y tristezas, pero principalmente de amor, pues un  agustiniano no camina solo, vamos todos con todos y todos por todos, no se deja  a nadie atrás.

Y,  ¿Cómo se siente ser agustiniano? No es fácil de definir, pero me gustaría decir que se siente como las primeras horas de la mañana, en las cuales nos encontramos siempre en el mismo punto de formación, siempre con las mismas personas y más importante, siempre con ese mismo sentimiento de volver a comenzar, aún sabiendo que no todos los días son los ideales. Se siente como unirnos todos, absolutamente todos cada medio día cuando las campanadas del Angelus nos indican que llegó el instante del día en que estamos en la misma oración, el instante de ser uno con nuestros compañeros. Se siente como la admiración y emoción de ver a nuestros hermanos desempeñarse en el escenario de nuestro imponente auditorio, tanto como los nervios de estar allá arriba, dando todo lo que tenemos. Se siente como la adrenalina y pasión de estar dentro del polideportivo, ya sea con las porras o jugando, dejando cada gota de sudor en la cancha y como esos últimos segundos en los que los corazones de todos, afición y jugadores, se sincronizan, y el marcador narra: 5, 4, 3, 2… ¡TIEMPO!

Quiénes 

Somos

Somos libertad y alegría, somos entrega y dedicación, somos virtud, ciencia y caridad.

Estamos impulsados por un incontenible deseo de aprender, vivir y experimentar cosas nuevas, de leer cada página y superar cada obstáculo de este hermoso camino llamado vida… Eso se nos enseña en el Colegio Agustiniano. Jugamos, cantamos y reímos, vivimos al son de nuestro himno y buscamos cohesión, queremos sentir que somos uno sólo y que cada integrante de nuestra comunidad se siente identificado con ella. Somos deportistas, bailarines, cantantes y escritores, somos una comunidad variada llena de hermanos ansiosos por compartir sus  talentos en el fugaz vaivén del colegio, pues sabemos que estos años no los recuperaremos nunca, sabemos que estamos en el lugar y momento indicados para disfrutarlos al máximo: Disfrutar de saber, de pintar, de cantar… De estar aquí hoy.

Editorial por: Ximena Aguilar
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